El aumento de las hostilidades no solamente se refleja en lo relativo a los homicidios, sino que se evidencia especialmente en los ataques contra iglesias y locales de culto, pasando de 793 casos en 2017 a 1.847 el año pasado, y en las detenciones, juicios y encarcelamientos de cristianos a causa de su fe, llegando a los 3.150 episodios en 2018 mientras que un año antes fueron 1.905. “Hay algunos países que no ven con buenos ojos la tolerancia y tienen una visión muy concreta de cómo deben ser las cosas”, asegura el director de Puertas Abiertas en España, Ted Blake. “Entonces, no aceptan que haya nadie que actúe de manera diferente.
Es lo que estamos viendo en los países islámicos y comunistas. Si el año pasado estábamos hablando de unos 60 países con un nivel alto de persecución, este año hablamos de 73. Es un buen indicador de que la tendencia es hacia una mayor intolerancia con el cristianismo”, señala. Una lista, la de Puertas Abiertas, que contradice la de los países que firmaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos. “La mayoría de los países que están en la lista son firmantes de la declaración, que incluye el derecho a la libertad de religión”, dice Blake.
EL SUDESTE ASIÁTICO, FOCO DEL CRECIMIENTO DE LAS HOSTILIDADES Según la Lista Mundial de Persecución 2019, Asia es el continente donde el cristianismo es más perseguido, y concretamente su región sudeste. Corea del Norte sigue liderando el ranking de las hostilidades con una puntuación de 94 sobre 100. Una de las principales novedades es que ha pasado de hacerlo en solitario a lo largo de los últimos años, a compartir la misma calificación general con otro estado, Afganistán, cuya percepción de la violencia contra la población cristiana ha aumentado 16 puntos en la lista de Puertas Abiertas en los últimos cuatro años.
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