La
letra de la mayor parte de las canciones de rock están saturadas de
referencias al suicidio, a la muerte, a la depresión, a la sociedad, al
sexo extramarital y otras formas de violencias; a las drogas, al
aborto, a la rebelión, y al satanismo. Les dice a los jóvenes de esta
generación que no hay futuro alguno, que todo es efímero y la
esperanza es ilusoria. Esta música expresa desespero, ansiedad,
locura, y una actitud negativa hacia Dios y la vida.
Siquiatras, sicólogos, profesores, doctores y otras personalidades también han expresado su preocupación por
los mensajes con que están siendo bombardeados los niños y jóvenes
por medio de esta música. Expertos en estudios sobre los efectos del
rock dicen: “Se ha calculado un promedio de 18 actos de violencia por
cada hora de video de música rock”.
Al imperio del rock no le importa cuán degradante y perversa sea esta
música, ni cuánto daño pueda hacer a nuestros jóvenes, porque su dios
es el dinero. Este negocio es muy lucrativo y los grupos en poco
tiempo se convierten en millonarios.
El
administrador de uno de los grupos de rock más famosos dijo: “Si
usted estudia la música rock verá que ésta ha pasado por cuatro
etapas, cada una apelando a una fase de la personalidad humana. Para
fines de la década del 50 y principio de la década del 60, el rock
apeló casi enteramente al sexo. Para fines de los 60 y principio de
los 70 concientizamos la juventud en términos de su espíritu y la
envolvimos en causas. Fue en esos años que empezó a asociarse el rock
con drogas. Para fines de los años 70 los envolvimos en una nueva
modalidad tratando de crear en ellos una adicción a la violencia.
Ahora
hemos descubierto la mejor motivación que pueda existir para comprar
un producto: el compromiso religioso. Ningún ser humano hace un
compromiso tan profundo como el compromiso religioso. Por eso hemos
decidido que pronto vamos a celebrar cultos religiosos en nuestros
conciertos. Haremos pactos o convenios con Satán para orar por los
enfermos y que éstos se sanen y se levanten de sus sillones de ruedas.
Entonces nos proclamaremos mesías y seremos adorados”.
Muchas de las canciones seculares actuales están saturadas de lo oculto y lo satánico.
Muchas de ellas hablan de Satán como su líder. En los conciertos de
rock se apodera de los oyentes una histeria colectiva y todos cantan,
bailan y levantan las manos adorando a su dios. El espíritu que está
detrás de la música afecta e impacta al oyente haciendo que sucedan
cosas que el mundo no entiende. Por eso hemos leído en la prensa que
cuando los jóvenes salen de estos conciertos, lo hacen en forma
desordenada: corriendo, gritando, brincando por encima de los carros y
rompiendo sus cristales.
Escuchar
música rock es ponerse en comunión con los poderes de las tinieblas.
En otras palabras es invitar a los demonios que nos visiten. La mente
queda expuesta a la opresión satánica y fácilmente puede ser poseída.
Esta música es inspirada demoniacamente.
En
cambio hay otra música inspirada por Dios que produce paz, gozo y
bienestar. Decídete a disfrutar exclusivamente esta música que
consiste en la alabanza a Dios. Ella trae liberación a tu vida, a tu
alma y a tu espíritu.
La
biblia dice “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros,
enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando
con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales.” Colosense 3:16.
Fuente: www.impactoevangelistico.net
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