Utilizando técnicas forenses y tomografías computarizadas, Richard Neave trató de recrear el rostro de Jesús.
EE.UU.- En Navidad es común ver el nacimiento de la representación de Jesús en varias maneras. En general, la imagen de Cristo se ve más en diciembre que en el resto del año. Pero la Biblia no da información de la apariencia del Hijo de Dios, pero la representación más común en el arte cristiano es un hombre blanco con cabello largo y rubio.
La propuesta ocurrió por primera vez en 2012, ahora un experto forense reitera que Jesús tendría la piel más oscura, pelo corto y rizado.
Richard Neave trató de “recrear” el rostro de Jesús a partir del estudio de los cráneos, utilizando técnicas forenses. De acuerdo con este modelo, Cristo tenía cara ancha, ojos marrones, barba espesa y la piel bronceada. Estas son las características de los judíos de Galilea, al norte de Israel.
La fisonomía de Jesús siempre ha sido objeto de debate para los historiadores y científicos. Puesto que no hay esqueleto ni restos mortales por estudiar o el ADN de Cristo, pero Neave apostó por la técnica policíaca y los métodos modernos utilizados para resolver crímenes.
El norteamericano insiste en que su modelo es “mucho más preciso que cualquier pintura hecha por los grandes maestros del arte”.
Neave, utilizó la base de tres cráneos galileos semíticos que vivieron en el primer siglo y que fueron encontrados por arqueólogos israelíes. Se trazó un patrón para realizar la tomografía computarizada. Luego surgieron los detalles que componen la cara de cada individuo.
Utilizando softwares específicos, hizo los cálculos de las mediciones del cráneo, los músculos y la piel que se presentaban en la cara. Una vez hecho eso, definió el color de los ojos y cabello, la opción fue basada en los registros de la cultura judía de la época y las normas estéticas comunes entre sus contemporáneos.
El Nuevo Testamento muestra que Jesús era una persona común de esos días, podría mezclarse entre la multitud sin llamar la atención. El Evangelio de Mateo dice que fácilmente podría confundirse con sus discípulos.
Un equipo de expertos partió del análisis de los esqueletos de los hombres semitas para establecer un promedio. Por lo tanto sugiere que Jesús era bajo de estatura (poco más de 1,5 metros) y pesaba alrededor de 50 kilos.
El doctor Neave ha escrito un libro explicando todo el proceso “Making Faces: Using Forensic and Archaeological Evidence”. Él ha utilizado estas técnicas similares para reconstruir muchas caras de famosos personajes.
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